en cuarentena
Bendita lluvia
Eran dos hermanas que habían esperado en la iglesia a que escampara y las dos aprovecharon un hueco para regresar deprisa a sus barrios
Martes Santo en Sevilla, en directo: última hora del tiempo, itinerarios y hermandades de la Semana Santa 2025
Me arriesgo al enfado colectivo pero si me pongo a rebuscar entre mis recuerdos cofrades más entrañables, de los que te avivan la lágrima a pesar del largo tiempo transcurrido, muchos de ellos están unidos a un fuerte aguacero que destrozó la jornada y los ... ánimos, pero dejó para la eternidad un momento único, quizás repetible pero incomparable en lo puramente emocional.
De esa galería que guarda una con mimo tengo uno que cumplirá 30 añazos este próximo mes de abril. Fueron unos minutos que lograron romper la solemnidad habitual que se respira en el interior del templo catedralicio porque no hubo pudor posible que frenara la emoción abrigada de aplauso. Saltaron algunas primeras palmas tímidas, avergonzados sus dueños por no haber podido detenerse; pero el contagio fue rápido y se propagó hacia fuera alcanzando al público que aguardaba en la Plaza Virgen de los Reyes. «¿Qué está pasando? ¿Por qué aplaudimos?», se preguntaban los que estaban lejos de ver qué ocurría en la Puerta de Palos. El murmullo se hizo palabra firme y de ahí a exclamación colectiva: ¡Que las Esperanzas se están mirando!, ¡que las han puesto de frente! Pero la posible ola de exaltaciones y vivas se frenó en seco, como si un dedo imaginario hubiera ordenado silenciar a la plaza. Por la misma puerta se escapaba el rezo de la Salve que ya entonaban los hermanos de las dos corporaciones unidos en un mismo tramo de presidencia frente a los dos palios.
El cielo iba tiñéndose de ese azul que anuncia un nuevo amanecer cuando la Esperanza de Triana cruzó la puerta. Sonaba 'Esperanza de Triana Coronada' para anunciarle al pueblo de Sevilla que la Madrugada no había terminado ni mucho menos por muchos paraguas que se hubieran abierto. Y mientras giraba en dirección a la Plaza del Triunfo, en el interior, de manera acompasada, el palio de la Macarena empezaba a situarse delante del dintel. Eran dos hermanas que habían esperado en la iglesia a que escampara y las dos aprovecharon un hueco para regresar deprisa a sus barrios. Parecía que habían ensayado ese preciso instante porque ni las bandas se solaparon.
Años después, la Magna propiciaría un nuevo encuentro en el mismo sitio. Pero estaba programado y nuestros corazones avisados. Algo que hace 30 años no pasó. Nos topamos por casualidad con un trocito de historia cofrade y fue por culpa de la lluvia. Bendita lluvia.
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